viernes, 18 de septiembre de 2015

King Crimson (Coda: I have a dream) - 2000

Origen: Londres.
Periodo: 1969 - hoy.

En sus comienzos exploró el rock progresivo y más tarde el jazz fusion y la música experimental... pero cansina. Porque en este mundo se puede ser de todo menos pesado.
Muchos puristas y amantes de esta banda me van a crucificar, lo sé, pero me da igual.
Crimson solo supone un moco mal pegado en el culo de un dios de plastilina. Veréis.

El grupo, formado en 1969, tuvo muchos cambios hasta 1981, fecha en que se estabilizó por un breve periodo, resultando Robert Fripp, guitarrista y alma del grupo, el único miembro impertérrito.

Robert Fripp, un personaje difícil, muy perfeccionista (se le ha comparado en esta faceta con Ritchie Blackmore), pero mucho más excéntrico que el legendario líder de Deep Purple.

Las composiciones de King Crimson son para oídos, no diré selectos, porque no, sino más bien para amantes de lo gratuitamente complejo, de lo extraño y raro, pero en un sentido muy poco poético y alejado de la Música en un sentido global. Es difícil escuchar a este grupo y que te guste de manera sencilla y natural. Es de otro planeta, y esto no es un elogio.

Después del estudio pertinente de su discografía, el resultado es el siguiente: repetición y más repeticiones de esquemas que Fripp, en una manía anormal, se empeña en desgranar con matemática precisión y pocas variables de cambio durante muchísimos de sus discos. Para él y sus fieles seguidores imagino que cada cambio en la variable permutará de forma fantástica, pero el experimento solo tiene gracia para los que gustan de dicha experiencia. Experiencia que es bien degustable para unos y bien paradójica para otros, pues la música de Crimson es vesicular, amebática, concisa y fría en sus engranajes. Sus más fieles valoran sus entresijos, los neófitos no saben qué decir, por decir algo.

Aristocomplejo es la definición. Un nuevo término acuñado que aúna todas sus características: aristocrático, relleno de aristas y de complejidad. La música de King Crimson está diseminada de cosas asi. Cosas que aquí no nos interesan pues sencillamente son "magnificiencias y semiautomatismos" desprovistos de alma.
Pirados hay a miles que se congratulan y quedan extasiados con las evoluciones de esta formación musicovocal.
Fripp, alma irredenta. Y pesada.

Pero existe, ya en postrimerías, un disco llamado con este curioso nombre: The Construkction of Light.
Escuchad con atención este corte, pues parece que Robert Fripp ha aglutinado aquí toda la sensibilidad contenida durante tres décadas. El punteo de guitarra entre el minuto 25" y el 47" es el más desgarrador que he escuchado hasta la fecha, y ya es decir. Un temblor de tierra apabullante.

De nuevo en este post el objetivo del blog es cubierto al 100%: traer a la luz una absoluta joya en la oscuridad. Subid el volumen de vuestros altavoces y preparaos para sentir un escalofrío en las entrañas.

5 comentarios:

Paparrucho dijo...

No se si es por las imágenes, pero tiene una fuerza tremenda el tema, y lo del punteo, estoy de acuerdo, es desgarrador. La entrada Genial, como casi siempre... abrazos

Julio J. Parra Poza dijo...

Las imágenes sugestionan pero cuando escuché por primera vez el tema (sólo sonido) me impactó de igual forma.
Abrazos amigo.

Anónimo dijo...

En fin, cada cual habla de la guerra según le va. Si no te va el rollito de Fripp, siempre te puedes agarrar lo que hace Bruford. Con álbumes matadores como "Red", "Discipline" o "Thrak" te has arreglado para escoger lo más flojo en sus más de 40 años. King Crimson son lo más grande que hay (con permiso del Fary).

Julio J. Parra Poza dijo...

Que te den, puto anónimo.

Julio J. Parra Poza dijo...

Sigo pensando que es el punteo de quitarra más desgarrador que se ha construido.